A lo largo de los últimos años (pongamos... ¿los últimos 20?) el conocimiento que tenemos
sobre nuestro sistema planetario ha aumentado de manera exponencial (tal y como está
ocurriendo en general con los diferentes campos de la ciencia); nuevos instrumentos desde la
Tierra, y robots exploradores con tecnología más avanzada y conceptos novedosos han hecho
posible esto. Pero no solamente a nivel “profesional” hemos tenido avances espectaculares.
Desde hace unos cuatro o cinco años, el uso de webcams y el aumento de potencia de los
ordenadores personales han conseguido que los astrónomos amateurs – y por tanto, también los
centros educativos – obtengan imágenes impensables anteriormente. Cualquier centro equipado
con instrumentos relativamente económicos puede obtener imágenes planetarias mejores que los
profesionales en los años 90.
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